¿Cómo empezó ima?

IMA es un proyecto que parte de la experiencia de tres amigas y el interés por ciertos temas como la feminidad, el arte, la filosofía y la salud. Aquí te contaremos cómo empezó esta aventura y cuáles son nuestros proyectos para hacer crecer este sueño que hoy compartimos.

Un proyecto del Cielo

IMA es un proyecto que ha venido gestándose desde hace más de nueve años. Al contar nuestra historia no podemos evitar una sonrisa de complicidad al ver cómo cada pieza ha sido puesta por nuestra Madre María. 
Somos Ana, Lu y Ani y el año pasado vivimos lo que no consideramos que sea una "casualidad", sino una "CAUSAlidad". Queremos contarte el sueño de tres mujeres, en tres lugares distintos del mundo con un proyecto al que coincidencialmente y sin conocernos llamábamos "IMA".


En este espacio queremos presentarnos y contarte de dónde viene este anhelo del corazón que, poco a poco vamos viendo que se hacer realidad. Esperamos que esa llamita que se encendió en nuestro interior al soñar con IMA, sea también una luz en tu alma para adentrarte a profundizar en muchos de los temas más profundos de la existencia de toda mujer. 

No encontré lo que buscaba

Soy Ana María Castellón, aunque los más cercanos me dicen Ani.
Lo primero que debes saber sobre mí es que estoy locamente enamorada de Jesús.
Tuve la bendición de crecer en un hogar católico y desde muy niña aprendí a querer a Dios y a Mamá María. Al iniciar la adolescencia supe que mi Jesús me llamaba a ser su esposa y desde entonces mi corazón le pertenece. Hoy en día soy misionera y consagrada en un apostolado de oración y escucha y llevo una vida de contemplación en medio del mundo.

Mi historia con IMA comienza por una situación personal que vivo a raíz de mi decisión vocacional. Al optar por la vida consagrada, mi cuerpo empezó a manifestar ciertos cambios respecto a mi ciclo que me hicieron cuestionarme cuál es la relación entre lo corporal, lo emocional y lo espiritual. Comencé un largo proceso de aprendizaje que me llevó a descubrir que las mujeres somos esencialmente cíclicas  y que, a pesar de haber renunciado al matrimonio por mi opción vocacional, mes a mes tenía la oportunidad de dar vida ¡Sí, tal como lo lees! Descubrí que mi naturaleza me permitía ser fecunda y convertirme en madre espiritual capaz de concebir cada mes lo que me propusiera: arte, proyectos, apostolados, espiritualidad....

Este descubrimiento cambió mi vida y empezó a repercutir favorablemente en mi salud, de modo que supe que tenía que compartirlo. Al no encontrar ningún espacio donde poder hablar de esto abiertamente, desde mi estado de vida y de modo respetuoso y centrado en valores, empezó a gestarse la idea de un espacio creado desde los pilares de la naturaleza femenina...a ese espacio lo llamé "IMA".

Mi causa iba a ser la vida y la sexualidad

"En la herida está la misión". Soy Lu Padilla y quiero compartir en este espacio un poco de mi historia: Por muchos años tuve un director espiritual maravilloso, se llamaba Padre Rodrigo. Cuando este buen sacerdote partió al Cielo, empecé con la costumbre de pedirle que me alcance uno de los anhelos de mi corazón, ser madre de nuevo. Quería tener en mis brazos a un pequeño, que si llegaba se llamaría Rodrigo, como él. Pero, hay que aprender a pedir bien, porque si uno no es muy específico en su petición desde el Cielo te pueden jugar alguna bromita, como lo hizo mi padre espiritual que tenía tan buen sentido del humor. Al cabo de un tiempo de estar pidiendo, Rodrigo llegó, pero no como hijo, sino como ahijado. Pero Jesús sabe más. No me dio un bebé en ese momento, sino al cabo de un año, pero por sus designios que no siempre comprendemos, decidió llevárselo antes de nacer.

Mi anhelo de ser madre seguía ahí. Soy mujer y sigo en mi etapa de fertilidad, estoy abierta a la vida y amo las familias numerosas, pero Dios me pidió entregar esa cruz. Hay que saber soltar para sanar. Desde hace mucho tiempo había decidido que mi causa iba a ser la vida, la sexualidad: sanar a la sociedad a través de la sanación de las familias y futuras familias, de los novios desde la sexualidad psicoafectiva y Dios se valió de mi herida para llenar de paz mi corazón y abrirme a compartir con otros mi experiencia de sanación.

Quiero transformar la vida de los demás

Mi nombre es Ana Benitez, tengo la fortuna de estar casada desde hace 12 años y de tener 5 hijos. Mi esposo y yo soñamos con una familia grande, gracias a Dios nuestro sueño es una realidad. Tuve una infancia "aparentemente" estable, sin embargo, el vínculo con mis padres no fue el adecuado, su relación como matrimonio era muy inestable y la comunicación en nuestra familia era muy superficial. Esto impactó fuertemente en mi pubertad y en la adolescencia pues crecí con muchas deficiencias afectivas, poca información sobre mi sexualidad, codependencia, baja autoestima, autoconcepto y falta de sentido de vida. Estas carencias dieron origen a relaciones interpersonales débiles y fuertemente codependientes, es decir poco saludables. Durante muchos años de mi adolescencia y juventud tomé decisiones que me hicieron tocar fondo, caer en depresión, frustración, ansiedad, miedo etc. Mi pensamiento era frecuentemente el de "no merecer" pues mi huella de abandono estaba haciendo estragos en mi vida y esto afectó fuertemente la forma cómo me relacionaba con las parejas. Por muchos años estuve deseando aprender a amar, no desde el sentimiento, sino desde un verdadero concepto del amor. Mi vida se transformó cuando encontré a Dios, Él sanó todas mis heridas, ordenó mi afectividad, me concedió la capacidad de amar desde otra visión. 

Yo quiero transformar la vida de los demás, enfocarme mucho en el tema de prevención, no como algo negativo sino una actitud proactiva ante los desafíos afectivos que todas las personas enfrentamos en diferentes etapas de nuestra vida. La afectividad es un tema central en la vida del ser humano, y debe abordarse en cualquier etapa de la vida del ser humano, desde la forma en como es concebido hasta la muerte natural. En cualquier etapa es necesario entender que la afectividad nos acompaña y le da sentido a nuestra capacidad de amar.

A dónde va todo esto

La palabra IMA, es un vocablo que en hebreo quiere decir mamá. De hecho, es el modo cariñoso como Jesús llamaba a su madre. Vendría a ser el equivalente a decirle “mami” o “mamita”. Hemos adoptado este término porque creemos que “mami” hace referencia a esa persona incondicional, esa mujer capaz de dar la vida por sus hijos, que sabe de renuncias y sacrificios, pero también de cariño y ternura. El amor de madre, más aún de María la mejor de las madres, sería el hilo conductor del proyecto, el cual ayudaría a encontrar el equilibrio y sanación que cada persona busca.

IMA busca ser ese espacio donde cada uno de nosotros, pueda descubrir esa belleza interior que nos abre hacia el mundo de una manera tan única y especial. Sólo cuando indagamos con cuidado y respeto, con los pies bien puestos en el suelo y el espíritu orientado hacia lo alto, se nos descubre una dimensión irrestricta en la que encontramos las realidades trascendentes hacia las que se orienta nuestra existencia. Esa dimensión la llamamos intimidad.


Eso es IMA. Hacia allí se dirige este proyecto: hacia el descubrimiento de la propia intimidad, para adentrarnos en ella y desde allí abrirnos a los demás, al mundo y a Dios. Queremos generar un espacio donde poder expresarnos libremente, buscando la verdad hacia la que se dirige el intelecto y el bien al cual tiende la voluntad. Sabemos que la contemplación y expresión del arte y la belleza son un modo fabuloso para adentrarnos en ese espacio íntimo y personal y además, somos conscientes de cuánto bien nos hace compartir las experiencias personales con otras personas que se encuentran en la misma búsqueda.

Este proyecto es un sueño que se está gestando y del cual te invitamos a ser parte. Queremos compartir talleres, charlas, espacios terapéuticos, artísticos y sociales, para vivir plenamente las gracias y la sanación que Mamá María quiera alcanzarnos. Pero, sobre todo, queremos abrir un camino para vivir de la mano, sin perder nuestra identidad personal, pero a la vez, sin sentirnos solos…sabiendo que en todo lo que viene por delante estaremos contigo.

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